El   asombroso viaje de Juan Sebastián Elcano. Datos curiosos (y II)

Aún suponiendo que el  siglo XVI fuese posible determinar con precisión suficiente ( como hoy día) la posición (grados) de  todos los puntos por los que las naves discurrieron, ello no sería suficiente para saber las dimensiones de la Tierra. Las medidas expresadas en grados permiten saber el arco entre dos puntos de la superficie terrestre, pero también en grados. Hay que distinguir además lo que es un arco sobre una circunferencia terrestre máxima ( sobre un meridiano o sobre el Ecuador) de lo que es un arco que no está medido sobre una circunferencia máxima. Un paralelo por lo general no es una circunferencia terrestre máxima. Sólo lo es si ese paralelo es justamente el Ecuador. No obstante si sabemos la longitud de un arco sobre un paralelo y además la latitud de ese paralelo, podremos saber la longitud de la circunferencia terrestre en este caso máxima, que es el dato esencial. Un arco correspondiente a la circunferencia máxima entre dos puntos de la superficie terrestre se puede hallar siempre que sepamos las coordenadas geográficas de los extremos de ese arco.

Para entender la magnitud del problema hay que tener en cuenta que aún sabiendo con absoluto rigor el valor de un arco de circunferencia máxima terrestre, ello no es suficiente para saber las dimensiones de la esfera terrestre. Las unidades angulares (grados ) , por si solas nada indican sobre la longitud (kilómetros por ejemplo) del arco. Es algo evidente. Las medidas en grados pueden corresponder a una esfera como una gota de agua, una pelota de tenis, un balón de fútbol o la Luna o por supuesto la Tierra. Hay que saber el radio de ese arco y esto es justamente lo que se desconocía en tiempos de Elcano. Mejor dicho, se conocía, pero con bastantes dudas. Los datos de los antiguos sabios , presentaban ciertas discrepancias. Para determinar el valor del radio era preciso saber la longitud ( en leguas, metros, kilómetros u otra medida),  de arco. Esta era una tarea muy complicada dada la tecnología de entonces. Los métodos que he visto descritos parecen tan rudimentarios e inexactos que más que medir lo que se hacia era estimar. Calcular la velocidad de los navíos entonces era compleja labor y por ello extraña la “frescura” con la que Cristóbal Colon (por ejemplo) anotaba en su diario de a bordo las leguas recorridas. Cierto es no obstante que a veces parece tener ciertas dudas sobre las distancias reales recorridas día tras día en su viaje.

Cuando muchos siglos antes Eratóstenes trato de medir la circunferencia máxima terrestre, llego a una cifra muy aceptable, pero entre otras muchas razones porque la longitud de arco se midió en tierra donde era mucho más fácil medir que en el mar. Aún así los datos que antes de 1522 se conocían eran come he señalado discrepantes. No obstante hablar de como se median  ( o mas bien se estimaban) distancias  incluso en tierra y hace siglos es otro tema. Asimismo un análisis reposado de las diferentes medidas de la circunferencia terrestre realizadas antes del siglo XVI, es  lo bastante amplio como para tratarlo en otros u otros artículos. El viaje de Elcano por tanto más que determinar el tamaño exacto de la esfera terrestre, lo que hizo fue confirmar que la Tierra es a muchos efectos una esfera perfecta, lo que se sospechaba desde hacía siglos.

EL DIA QUE SE GANA O PIERDE

En ese viaje de Elcano se descubrió y al parecer con asombro que al dar la vuelta al Mundo siguiendo en sentido occidental, es decir hacia el Poniente se perdía un día. Pigafetta según la rigurosa contabilidad que llevaba del tiempo pensó cierto día tras haber llegado a las  islas de Cabo Verde, que era miércoles y 9 de julio del año 1522 (del Nacimiento de Nuestro Señor  Jesucristo como entonces se decía), sin embargo le dijeron que aquel día, no era miércoles si no jueves.  Si hacemos los cálculos mediante el procedimiento que se indica en los anuarios del Observatorio Astronómico de Madrid, obtenemos que en efecto el 9 de julio de 1522 era miércoles.  Lo que ocurrió -por lo que supongo- es que cuando ya era en las islas citadas el 10 de julio de 1522 y jueves,  Pigafetta  pensaba que era el 9 y por tanto miércoles. Había perdido pues un día.

De esto es fácil deducir que si el viaje se hace hacia el Naciente, como se relata en la celebérrima novela de Julio Verne , lo que sucede es que se gana un día. Es esta una cuestión muy conocida y que no obstante puede prestarse a encendidos debates, en los que yo a veces participé por escrito hace algunos años. La actual definición de lo que es un día exacto y riguroso ( 86 400 segundos de tiempo solar medio), no encaja exactamente con lo que habitualmente se entiende por día, si se está viajando hacia el Naciente o el Poniente, aunque en el siglo XVI el asunto era diferente. Esta es la cuestión. No obstante me llama la atención que Pigafetta dice que es un asunto fácil de entender. No es tan fácil, pero este es un asunto para exponer  en un artículo o artículos específicos para tratar este tema.

Por otra parte me llama la atención que Pigafetta dijese que habían recorrido al dar la vuelta al Mundo, 14 460 leguas que en números redondos ( una legua son unos 5 kilómetros) suponen unos 72 000 km. Lógicamente es una cifra muy superior a los 40 000 que sería una buena aproximación a la circunferencia terrestre máxima. Yo estimo que los 72 000 kilómetros recorridos es demasiado. Fue un error de estimación. Mas bien entiendo en un primer tanteo sobre un globo terráqueo  similar a los de los centros de enseñanza, que serían unos 65 000 como máximo, pero este es otro asunto pendiente. Deducir a partir de esos 72 000 kilómetros que la Tierra tiene una circunferencia máxima de 40 000, no parece tarea sencilla. En cualquier caso lo que si parece bastante claro, es que el viaje de Elcano demostró que era posible dar la vuelta al Mundo y que según lo ellos vieron la Tierra debía ser mucho más parecida a una esfera que a una tortilla o una alfombra,…como dicen ahora los terraplanistas.

Para terminar puntualizo algunos detalles. La equivalencia entre leguas (como las entendía Pigafetta) y kilómetros, sólo es posible determinar con ciertos márgenes de indeterminación. La equivalencia que yo he señalado, es decir una legua igual a 5 000 metros, me parece una aproximación razonable y suficiente a los efectos de este artículo. He publicado algunos artículos sobre esta cuestión. No obstante quizá deberé analizar con detalle lo que Cristóbal Colón, escribió en su “Diario de a bordo”. Por otra parte me consta que las normas de ortografía para referirse a unidades de medida del Sistema Métrico Decimal, han cambiado desde que yo estudié en la escuela de mi pueblo hasta ahora. Por ello y para evitar “meter la pata” he procurado  escribir las citadas unidades sin emplear abreviaturas. Algo similar ocurre con la escritura de cifras (separador de miles),  pero esta es ya otra cuestión.

Bembibre, 15 de noviembre de 2022 // Rogelio Meléndez Tercero