Los que ya peinan canas recordarán la fiebre de los polígonos industriales. Acontecía la rica década de los 80 y principios de los 90. No había municipio que no aspirara a contar con su proyecto de Polígono Industrial. Al calor, claro está, de las primeras subvenciones europeas y sobre todo de las diputaciones provinciales, dado que al fin a la postre, estas administraciones fueron por donde se derivaron cientos de millones, de todavía pesetas. Y ahí están, como la Puerta de Alcalá. No hay pueblo, y más donde haya sufrido reconversión de algún tipo: minera, ganadera, harinera, azucarera, lechera…que no cuente con sus fincas urbanizadas y a medio ocupar. Hay casos de éxito, sobre todo en Valladolid, Palencia y Burgos, pero en el resto de nuestra querida Comunidad de provincias salta a la vista que esa medida en muchos lugares donde para lo único que sirvió fue para sacar de los centros poblacionales talleres, almacenes y medianos negocios con algo de logística semipesada.
Pues bien, veinte años después. Como la canción: Veinte años no son nada, tralará. Padecimos la moda de los aeropuertos. Los casos más sangrantes han sido, a tenor de los ríos de tinta vertidos y de la corruptela derivada, los de Castellón o los tres gallegos en un radio de pocos kilómetros: Santiago, La Coruña y Vigo.
Castilla y León no fue ajena a esa nueva borrachera por la modernización del transporte aéreo y así contamos con aeropuertos en más de la mitad de la región. Si bien están ascendiendo los usuarios y deportistas de clubs aéreos que nada tienen que ver con el transporte de viajeros y mercancías. Aeródromos deportivos crecen como setas, aunque encuentran dificultades para que juntas vecinales alquilen o permitan este tipo de instalaciones alegando ruidos y peligros. Allá cada uno con su mentalidad. “Villaniebla” es el de mayor tráfico cada año y con categoría de internacional. Pero qué decir del de la Virgen del Camino, prácticamente un barrio de León capital. Tan sólo en los años de la difunta, que así le llama el pueblo, a base de subvenciones, las estadísticas de trasiego se dispararon. ZP les dejó una terminal moderna, pero la convivencia con la base aérea y la parásita burocracia no deja volar con niebla por falta del sistema moderno de navegación y señalización. Y vuelta al esperpento.
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