Desde el primero al último de las personas que pertenecemos a esta empresa editora hasta sus socios propietarios, manifestamos el apoyo unánime a la persona de Olegario Ramón, con o sin cargos públicos, representante de un partido político, el que sea, democrático y constitucional. Olegario Ramón es un ciudadano, que a su vez es representante de miles de ponferradinos y de todos los bercianos por mor de su cargo de presidente del Consejo Comarcal del Bierzo.
Lo sucedido ayer no es una gamberrada, ni un acto puntual, es un ataque a la base misma de la sociedad plural y democrática que nos hemos dado desde la aprobación de la Constitución de 1978. Es un ataque a la autoridad y al representante de parte de la sociedad berciana.
Condenamos rotundamente estos hechos. Mostramos nuestro apoyo incondicional a Olegario Ramón. Y pedimos a la Justicia que actúe en consecuencia.
Esa media docena de manifestantes crónicos ante la sede del PSOE de Ponferrada que acuden todas las tardes desde el mes de noviembre a expresar su rechazo contra la política del Gobierno central no nos representan aunque porten la bandera de nuestra nación. Pertenecen a una minoría radical que apoya la violencia y por lo tanto pierden todo sentido y razón en su protesta.
El editor
Chapó señor editor y a su Astorga Digital.
Este artículo Editorial de Bierzo Digital, nos ha dejado con un sabor de boca agrio y muy poco gratificante.
La figura de La Persona Agredida, vejada y zarandeada, anterior Alcalde del Ayuntamiento de Ponferrada y hoy Presidente del Consejo Comarcal del Vierzo es un acontecimiento tan improcedente, como, vil y de marcado semblante antidemocratico.
He sido testigo de grupos minoritarios enseñoreandose con silbatos y con vocingleras soflamas coreadas cuál niños de aquellas escuelas donde las lecciones eran memorizadas con cantaridas repetitivas que decían ser métodos infalibles de aprendizaje.
Ahora, su desesperantes y aburridas serenatas han pasado a ser agresiones físicas en aras de una defectuosa “interpretacion” del Ejercicio Democrático amparado en nuestra Constitución y Carta Magna aprobada en 1978.
Volvemos a vislumbrar un quebranto de la Actuación Social al pairo del minoritario caprichismo y antidemocratico voluntad de unas minorías que quieren hacernos ver a todos que no hace falta ir a las URNAS para solucionar posibles “desarreglos sociales”.