Discurso de Marco Morala en el 46 aniversario de la Constitución Española

Excelentísimas e Ilustrísimas autoridades, miembros de la Corporación Municipal, representantes de las instituciones y asociaciones del municipio, queridos vecinos de Ponferrada:

Hoy, como cada 6 de diciembre, nos congregamos para conmemorar el aniversario de nuestra Constitución, la ley fundamental que desde 1978 rige el destino de España y sirve para medir la adecuación de nuestras acciones públicas y nuestras normas con respecto al conjunto de derechos y libertades de las que gozamos los españoles en nuestro estado social y democrático de derecho. Un día para celebrar la democracia, la libertad, la justicia y la igualdad; valores que emanan de nuestra Carta Magna y que constituyen los pilares sobre los que se asienta nuestra convivencia.

Este año se ha cumplido el tricentenario de Campomanes; este extraordinario político y pensador español de la ilustración, le recomendó al rey Carlos III que lo más importante que podía hacer por todos era “dar Constitución al reino”, lo que se convirtió en un verdadero objetivo compartido por todos aquellos que querían reformar la España más antigua, en la España de las oportunidades, del progreso y de los derechos. Varios siglos después ese sigue siendo el gran objetivo constitucional.

Es un honor dirigirme a todos ustedes en una fecha tan señalada, en la que recordamos el espíritu de concordia y entendimiento que alumbró nuestra Constitución. Un espíritu que, tras un periodo convulso de nuestra historia, supo tender puentes y construir un marco de convivencia basado en el respeto, el diálogo y la búsqueda del consenso. Creo firmemente en ese espíritu de consenso, que otros han intentado socavar a lo largo de los últimos años sin tener presente que el resultado final de esos acuerdos, nos ha permitido el periodo más amplio de prosperidad, desarrollo social y entendimiento político de la historia española.

Los momentos que estamos viviendo en el panorama político nacional son de absoluta polarización. Polarización que no afecta únicamente a los líderes políticos y a quienes desempeñamos cargos públicos por decisión de la ciudadanía, sino que afecta a todos en la medida en la que se amplifica a través de los medios de comunicación y las redes sociales.

La polarización es resultado de una participación muy intensa y a mí me gusta comprobar que en Ponferrada el conjunto de libertades fundamentales que nuestra Constitución nos confiere, permite expresar nuestra opinión, asociarnos, movilizarnos, manifestarnos, reclamar y organizarnos para defender todo aquello en lo que creemos como muestra de un proyecto de futuro mejor. Nada de eso es censurable, pero como toda obra humana, también esa política es mejorable y quiero recordar que el acuerdo que alumbró nuestra Constitución de 1978 es una buena guía para nuestra mejora inmediata.

Quiero recordar una anécdota de la primera sesión de la comisión de asuntos constitucionales y libertades públicas celebrada en el Congreso de los Diputados, hacia la primavera de 1978, cuando comenzó el debate de aprobación de la Constitución. Dice el diario de sesiones correspondiente al 5 de mayo que en esta sesión “acababa de hablar Santiago Carrillo y deberá sucederle en el turno de la palabra, Manuel Fraga, y el presidente de la Comisión se equivocó: “El señor Carillo –dijo- tiene la palabra (y el Diario de Sesiones hace constar: “Risas”). Perdón, el señor Fraga. “Comienza el consenso”, fueron las primeras palabras que pronunció el señor Fraga”. Me gustaría poder decir hoy en medio de esa polarización, con el escenario de las enormes disensiones que separan a unos grupos políticos de otros, con un contexto de elevada tensión institucional que al menos en Ponferrada hoy no comienza el consenso, porque viene de lejos, pero hoy continúa el diálogo.

Aunque en algunas cuestiones fundamentales nunca nos podamos poner de acuerdo, porque representamos opciones políticas y sociales muy distintas y respondemos a unos lectores que también están distantes entre sí. Pero lo que debe movernos, no solo en un día tan señalado como el de hoy sino a lo largo de todo el mandato, es convertir el diálogo político en un principio de acción, transformar la división social en unidad, para acometer un futuro en condiciones. En definitiva, me gustaría poder decir que en esta vorágine en la que se convierte un mundo que vive en permanente aceleración, sigue habiendo espacio para el acuerdo, incluso en las circunstancias más complejas de nuestro presente. En el discurso en el que el presidente Suárez explicó su convocatoria de elecciones para Cortes constituyentes, con la finalidad de aprobar una Constitución para la naciente democracia española, ese discurso que se hizo tan famoso por el puedo prometer y prometo, el presidente Suárez dijo que dedicaría todos sus esfuerzos a lograr un entendimiento social. No hacía falta mayor compromiso, ni menor entrega al servicio de quienes nos votan. Y añadió esta frase, que yo quiero hacer mía en este Día de la Constitución: “que el logro de una España para todos, no se pondría en peligro por las ambiciones de algunos y los privilegios de unos cuantos”.

Ciertamente son palabras para meditar, si después de más de cuatro décadas de andadura algunos consensos básicos que sentaron las bases de nuestra convivencia pacífica gracias al espíritu constitucional, están produciendo una dinámica política que nos acerque a una mayor calidad de la democracia. Quiero decir que mi preocupación como alcalde es facilitar puentes de entendimiento para que así sea en nuestra corporación municipal, para honrar otras palabras de Suárez: “La Constitución es el resultado de un gran acuerdo nacional, de un gran pacto de reconciliación entre los españoles”. No digo yo que haya que reconciliar a los ponferradinos, pero sí que estamos llamados a hacer esfuerzos por conciliar acuerdos en el ayuntamiento.

Quién hizo mucho por favorecer el consenso, puliendo algunas de las aristas más complicadas que hubieran podido imposibilitar un acuerdo entre los grupos mayoritarios, fue el presidente Felipe González que ha dicho recientemente que. “llama a los partidos empezando por el suyo a defender la Constitución como base de la convivencia en España”. Creo que difícilmente se puede expresar con mayor concisión, y a la vez con tan elocuencia por qué la Constitución sigue siendo hoy la referencia fundamental, incluso para aquellos que quieren defender en democracia algunos proyectos políticos que tienen complejo encaje en los valores fundamentales que el artículo 1 establece, porque nunca se ponen trabas a los pronunciamientos teóricos sobre la libertad y la justicia, pero creo que todavía falta mucho por hacer en la igualdad y el pluralismo, cuando hay fuerzas políticas que quieren españoles y ponferradinos desiguales y no quieren un pluralismo que nos lleva a abrazar aquellos que se han hecho de los nuestros porque creen que no hay mayor orgullo que ser ponferradino, hayan nacido donde hayan nacido. Estoy seguro de que todos los que representamos a los ponferradinos en esta corporación, compartimos esos valores constitucionales, pero permítanme que dé un paso más allá para rogar; que pasemos de compartirlos a hacerlos una realidad cotidiana.

La Constitución Española no es un mero documento legal, es un pacto social, un compromiso colectivo que nos une como nación y nos define como sociedad. Porque yo sí creo que la española sea una sola nación, como tantas veces tiene declarado nuestro Tribunal Constitucional. Y que la nación requiere igualdad de trato para los españoles con independencia del lugar de España en el que vivan, sin verse sometidos a diferencias en los servicios que reciben en función de los trueques de la aritmética parlamentaria. En este sentido, la igualdad constitucional es la última frontera que actúa como garantía de nuestros derechos y libertades comunes, el escudo que protege nuestra democracia y el motor que impulsa nuestro progreso como sociedad solidaria.

En la Constitución se reconocen derechos fundamentales que hacen que podamos estar sentados aquí con el mejor marchamo que podamos adquirir en nuestra vida política, que es representar a los que tenemos más cerca, derechos que nos permiten hacer nuestro trabajo como concejales expresando la voz de aquellos que tantos días no tienen voz propia que llevar a las instituciones como la libertad de expresión, la libertad de pensamiento, la libertad de reunión y la libertad de asociación. Derechos que hoy podemos ejercer con plenitud, y que debemos defender con firmeza frente a cualquier amenaza.

La Constitución también consagra el derecho a la educación, a la sanidad, a la vivienda y a un trabajo digno. Con ese objetivo, y a pesar de las diferencias de color político de distintas corporaciones municipales a lo largo del andadura constitucional, podemos decir que Ponferrada es un ejemplo de éxito y un municipio mejor, sin ninguna autosatisfacción y ningún conformismo para que no ya nosotros nos exijamos a nosotros mismos, sino que los ciudadanos a los que representamos nos exijan cada día más por ser unos representantes políticos más cercanos a ellos, porque esta es también una de las grandezas que el título VIII de la Constitución ha consagrado al permitir el desarrollo de gobiernos locales como el nuestro, con capacidad para intervenir en parcelas muy distintas, muchas de ellas de profunda significación social, qué es lo que más puede enorgullecer en este salón de plenos.

No podemos dejar de celebrar en este día, que esa Constitución nunca ha dejado de proclamar y articular el ejercicio práctico de derechos que constituyen la base de una sociedad justa y equitativa, y por los que debemos seguir trabajando sin descanso para que sean una realidad para todos los ciudadanos, sin excepción.

Naturalmente falta mucho por hacer, y no digo simplemente por desarrollar legalmente el bloque de la constitucionalidad, sino por bajarla a la práctica, pero eso es también posible dentro de nuestro marco constitucional. Quiero recordar que el propio Felipe González afirmó que: “las ventajas de las constituciones democráticas, radican en su carácter abierto, que permiten su perfeccionamiento y su basamento en principios igualitarios, de justicia y de libertad”. El problema no es tanto de cambio del tenor literal de algunos artículos de la Constitución, como de su perfeccionamiento práctico cotidiano, que nos incumbe a todos.

En este día de celebración, quiero destacar la importancia de la participación ciudadana en la vida pública. La Constitución nos otorga el derecho y el deber de participar en la toma de decisiones que afectan a nuestro futuro. Los ayuntamientos, como administración más cercana al ciudadano, jugamos un papel crucial en la promoción de la participación ciudadana. En Ponferrada creemos en las iniciativas que fomenten la transparencia, el acceso a la información y la colaboración entre la administración y los ciudadanos.

Asimismo, la Constitución reconoce la diversidad territorial de España y establece un modelo de Estado compuesto, que ha permitido el desarrollo de nuestras regiones y el fortalecimiento de nuestra identidad local. Si, como afirmó Isócrates: “la Constitución es el alma de los Estados”, es también el alma de los municipios. En este sentido, quiero reivindicar el papel de Ponferrada como motor económico y social del Bierzo, y nuestro compromiso con el progreso de nuestra comarca.

No podemos olvidar que la Constitución nació del diálogo y la reconciliación. En un momento en el que la crispación y la polarización parecen ganar terreno, es más necesario que nunca recordar los valores que inspiraron nuestra Carta Magna y apostar por el entendimiento y la cooperación. Solo a través del diálogo sereno y constructivo, podremos afrontar los desafíos que tenemos por delante y construir un futuro mejor para todos.

Los principales desafíos a los que se enfrenta la sociedad ponferradina, la necesidad de seguir teniendo altas cotas de actividad económica para generar un empleo que permita fijar la población, ayudar a quienes están en busca de empleo, tener servicios de calidad es algo que no puede hacer en exclusiva un ayuntamiento con sus fuerzas, su presupuesto y sus competencias. De ahí la necesidad de que se pasen de los grandes pronunciamientos, que hemos venido recibiendo en los últimos años en forma de compromisos de reindustrialización, empleo y transición de nuestro sistema económico, a alguna realidad más tangible, porque los ponferradinos viven de un trabajo y un sueldo y no de expectativas de tenerlos en tiempo indefinido. Tiendo también la mano de esta Corporación a las administraciones con mayor capacidad y competencias para la promoción económica, porque en ella nos jugamos gran parte del futuro, que no será ya de los que aquí nos encontramos, sino de las generaciones que vienen con total derecho a acuciarnos para que les dejemos una Ponferrada mejor.

La Constitución es un legado que hemos recibido de nuestros mayores y que debemos preservar para las generaciones futuras. Es nuestra responsabilidad cuidar y proteger este tesoro, manteniendo vivo el espíritu que lo hizo posible.

Para finalizar, quiero expresar mi más sincera felicitación a todos los ponferradinos en este día tan especial.

Feliz día de la Constitución a todos.

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