Diez años sin Isabel

Conocí a Isabel Carrasco cuando se pasaba por la sede del Partido Popular de León los viernes por la tarde, que es cuando “en provincias” -como dicen los madrileños- las oficinas de los partidos políticos cobran más vida con las personas de las comarcas. Isabel era menuda, parecía una chavalina, sólo en el rostro el paso del tiempo y las contiendas fue dejando en ella la huella. También muy presumida y coqueta…a su estilo. Lo que sí tenía definitivamente de sobresaliente era su inteligencia y su capacidad de trabajo. Quizás por ello, desde niña combatió la dura experiencia del pueblo que tuvo que abrirse paso en la vida a golpe de codos y mucha entereza.

El mismo interés que mostraba por saber a dónde se iban de cañas los de Nuevas Generaciones esas tardenoches leonesas, lo ponía en tener todo controlado y bien vigilado. Juanjo Lucas la hizo delegada de la Junta porque vio en ella una mujer cuando no existían cuotas, una poderosa jefa de inspectores de Hacienda bien relacionada y temida, así como una cabeza muy amueblada, tanto, que en su mucho después, etapa de presidenta provincial, el partido se volvió un bloque gobernado como una empresa, con manu militari y ¡ay de ti si te salías del guión!

La vida de cualquier directivo periodista veterano en Valladolid o en León da para múltiples anécdotas sobre o con ella. Se escribirían tantos libros y documentales como personas tuvimos estrecha relación con la finada. De su etapa de consejera siempre recordaré que ella colocó a mucha de su cantera en sucesivos gobiernos de la Junta. Se habló de la “conjura de los enanos”, cruel término en la grey periodística, por la amenaza siempre presente de la alianza del vice Tomás Villanueva (Valladolid), Mañueco (Salamanca), Carriedo (Palencia), Isabel (León) y otros que sobrevolaban sobre la cabeza de “Juanvi” (Herrera, Burgos).

Fui de los pocos periodistas que vieron comunicar su pase al Senado y apartarla del Ejecutivo por el presidente en los jardines de Presidencia. Ella con rostro serio y de disgusto, el presi con el brazo por encima de los hombros paseando ambos. Dos veces te negué. No hubo una tercera como San Pedro. Ese fatídico día hablamos para quedar. Un idealista y una pragmática.

ABC Especial Isabel Carrasco

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