Desenfoques

Los últimos, han sido días de muchos desenfoques. El primero ocurrió el pasado fin de semana, a propósito del Benidorm Fest. Confieso que no soy muy seguidor de esos acontecimientos, pero sabía, eso sí, que se trataba, de un festival de música con el que RTVE pretendía encontrar un candidato para representar a España en Eurovisión, a ser posible, con más probabilidades de éxito que el cosechado por nuestros cantantes desde el recordado triunfo de Massiel, el siglo pasado.

Sin embargo, tras su celebración, las polémicas saltaron -y asaltaron- las redes sociales y las páginas de algunos medios de comunicación, debido a que el certamen había sufrido un desenfoque por culpa de la política. Es decir que había perdido su objetivo principal y primigenio, que era la música y la búsqueda de un representante canoro, para convertirse en un espacio de enardecida confrontación política.

Según informaron los cronistas, los denominados seguidores progresistas del certamen habían apostado por dos canciones ´Ay mamá´ de Rigoberta Bandini y `Terra´ del grupo Tanxugueiras que contenían, al parecer, mensajes de gran calado político sobre el feminismo, y la diversidad cultural y lingüística del país, o sea, de España. Y claro, como al final, la triunfadora fue una cantante de origen cubano, residente en Cataluña y sin militancia política, pues los progres se echaron al monte y a las redes, acusando al jurado de tongo y a la ganadora de cosas irreproducibles.

Fue todo un desenfoque en que la ministra Irene Montero también quiso poner su granito de arena, amenazando a la concurrencia con llevar la polémica al Congreso de los Diputados, lo que no deja de tener su aquél en estos tiempos en los que la pandemia sigue provocando muchas muertes y la crisis económica no pocas incertidumbres entre los empresarios y los trabajadores.

 

Aquí en nuestra tierra, para no ser menos, también podemos anotar algunos desenfoques. Para mí, el más cualificado es el que se está produciendo en nuestras elecciones autonómicas. Normalmente, éstas han tenido un protagonismo relativo porque se han celebrado, simultáneamente, con otras autonómicas o han estado vinculadas a convocatorias de carácter más general.

Sin embargo, en esta ocasión, su adelanto ha propiciado el que se celebren en solitario, lo que ha generado un interés hasta ahora inédito, mucho más allá de nuestras fronteras. Indudablemente, esta circunstancia podría tener su lectura positiva, porque el centralismo político y mediático no le suele dedicar a nuestra comunidad muchas atenciones.

Pero si observamos con más detenimiento lo que está ocurriendo, no tenemos más remedio que rebajar los niveles de entusiasmo. En primer término, porque la convocatoria en solitario ha convertido a Castilla y León en un espacio para librar batallas políticas ajenas y, en segundo lugar, porque las atenciones y los titulares los están monopolizando los primeros espadas de los distintos partidos políticos, que conocen tan bien nuestra realidad y nuestros problemas como el arriba firmante las fórmulas de trigonometría.

Es decir, que nos han desenfocado nuestras elecciones y, lo que es peor, las soluciones de los problemas que nos siguen aquejando y acosando, pese a los muchos años transcurridos desde que nos dijeron aquello de que la España autonómica se creaba, precisamente, para atender todos nuestras demandas y aspiraciones. Por ejemplo, la de que los jóvenes astorganos puedan tener aquí un futuro, lejos de la emigración y el desaliento.

A ver si a la próxima va la vencida.

 

Ángel María Fidalgo