Ha llegado el momento de dejarse de memes y de hemeroteca justiciera y hacer la lista de todo lo que Pedro Sánchez ha dicho que no iba a pasar. Para incluirlo en la lista de amenazas a la seguridad nacional y estar preparados psicológicamente. El género “dónde estabas cuando…” se está repitiendo con demasiada frecuencia. El último episodio, el 28-A a las 12:33 h. Solo una semana después dejó de ser el último, que se lo digan a los pasajeros de los trenes de Andalucía.
Dónde estabas el 28-A a las 12:33 h
A mediodía del 28-A el presidente del Gobierno estaba reunido con el de Chipre. Se quedaron a oscuras y, claro, lo despidió. Comprobaron con desolación que no habían saltado los plomos en Moncloa, que sin electricidad no tenían teléfonos y que por lo tanto no había manera de comunicarse con nadie, a pesar de que en la Presidencia del Gobierno hay unas instalaciones destinadas a gestionar situaciones de crisis. Visto el panorama decidió salir para la sede de Red Eléctrica; también varios ministros. Los técnicos de la empresa encargada de distribuir la electricidad por todo el país tienen respuesta a qué ha pasado, pero no a por qué ha pasado. Tensión y enfado. Es una empresa privada en la que manda el Gobierno: es el socio principal y el que pone a los que la dirigen.
Madrid –y toda España– se divide ese mediodía entre los que están atrapados en su coche, en el metro, en un autobús o en el tren y los que, con todo apagado, pueden dedicarse a tomar el sol y si hay suerte unas cañas, mientras se hacen amigos del antiguo que ha desempolvado una radio a pilas. Esta segunda actitud ha sido destacada como una muestra más del “seny” español, con perdón de los que creen que es una característica exclusiva de los catalanes. “Seny” o pura indolencia. También puede verse como la actualización de “Los lunes al sol”.
Quién birló 15 megavatios
Visto el panorama, Pedro Sánchez volvió a Moncloa y reunió el Consejo de Seguridad Nacional. Lo primero fue pensar en un ciberataque, pero no aparecen evidencias por ningún lado. A las 14:30 Red Eléctrica, en la primera explicación del lío –patética rueda de prensa–, dice que va para rato solucionarlo y que es muy raro. No se sabe por qué desaparecieron de repente 15 megavatios, una enormidad de energía. Los vecinos –y singulares amigos– de arriba y abajo, Francia y Marruecos, enchufan hacia España un poco de su electricidad para paliar el “cero eléctrico” de la Península.
Por fin, seis horas después del apagón aparece el presidente en los televisores y las webs que casi nadie puede ver y en las radios que algunos pueden escuchar para decir que no se sabe qué ha pasado. Pero pide que no se especule y que se haga caso solo de la información oficial.
Todo lo que no explican los políticos y los ingenieros lo aclaran a lo bestia los autoproclamados expertos de las redes sociales, con el estropicio en la opinión pública que es fácil de adivinar. Los de Vox, los Alvise y todos los egocéntricos de las redes aspirantes a profetas de catástrofes se dedican a lanzar bulos –también saben cómo funciona el sistema eléctrico– mientras los moribundos medios de comunicación convencionales intentaban informar de otro colapso de los que no iban a suceder nunca. Lo hacen sin casi comunicaciones, sin información del Gobierno, con Madrid bloqueado, echando mano de sus grupos electrógenos de emergencia y gritando por la redacción quién conoce a alguien que sepa de redes eléctricas. Igual que en los últimos años los medios han creado equipos de última hora o de redes, se necesita ya otra sección especializada en catástrofes que no van a pasar.
Por si acaso, recordando la dana, las comunidades de Madrid, Andalucía y Extremadura, todas del PP, se adelantan a pedir que se declare el nivel 3 de emergencias y se haga cargo el Gobierno. Y Díaz Ayuso, siempre un paso por delante, reclama que se despliegue el Ejército.
Esa empresa de la que usted me habla
Siguen las reuniones, en algunas zonas se recupera la luz y ya entrada la noche volvió a comparecer Pedro Sánchez. Mismo nivel de información. Durante la madrugada se restableció casi plenamente el servicio, cruzando los dedos para que no se interrumpiera, y a la mañana siguiente vuelven las reuniones. Y el presidente del Gobierno a comparecer. No hay nuevos datos, pero ya sí una estrategia. Mientras los primeros informes descartan un ciberataque Pedro Sánchez no lo excluye. Maniobra clásica de gobierno atrapado: simular serenidad e hiperactividad y señalar para otro lado: los sospechosos habituales, grandes empresarios y oscuros manipuladores del ciberespacio. El Gobierno quiere que se mire hacia las eléctricas, incluso las llama a Moncloa, también a Red Eléctrica, como si no fuera con él. Y todos los demás están mirando a cómo programó precisamente Red Eléctrica la mezcla de fuentes de electricidad de aquel momento, con la mayoría de hidroeléctricas y nucleares fuera de servicio y casi toda la demanda en manos de las solares y eólicas, que no pueden reaccionar a un cambio repentino. Cuánto sabemos ya de redes eléctricas.
Además, Tezanos ordena al CIS que pregunte cómo está el patio para medir rápidamente el impacto del apagón en el personal.
Decidida una estrategia, a muerte con ella, que no se diga que los ministros van de por libre. Deslizan que el parón de trenes también puede ser un sabotaje: comandos “robacobre” intentando desestabilizar al Gobierno.
Apaga y vámonos
En televisión irse a negro es la peor de las pesadillas. Ahora, después de alardear del sistema eléctrico español por todos lados, el que se fue a negro es el país. Están investigando qué pasó varias comisiones del Gobierno, la Unión Europea, las empresas, los servicios secretos… las aseguradoras, que hay mucho dinero en juego. Y más todavía al reabrirse el debate sobre energías renovables y nuclear. ¿Alguien espera alguna explicación o, menos todavía, solución, en el primer debate sobre el asunto en el Congreso de los Diputados? Ya hay otra reforma básica pendiente, que se une a los imposibles pactos de Estado para la educación, la reforma de las administraciones y su financiación, la política exterior, la defensa o ante los aranceles de Trump.
En paralelo el PP tuvo su particular apagón. Con su aguzado sentido de la oportunidad había programado en Valencia –¡Valencia!– una importante reunión del Partido Popular Europeo, convirtiendo a Carlos Mazón en anfitrión de los principales dirigentes europeos. La verdad es que es encomiable la labor de los organizadores del congreso: cómo diseñar una reunión en Valencia sin que se vea al presidente valenciano. El propio Mazón lo terminó arruinando una vez más haciéndose el encontradizo con Feijóo delante de todos.
¿La “Familia de la tele” opinará sobre la opa?
Pero rápidamente se busca otro escenario, ya se sabe que la vida informativa digital es efímera. La opa del BBVA al Sabadell. Muchos intereses en juego. Uf, qué lío. Pues que opine el público. Sánchez abre una consulta, pero no vinculante, no la vayan a manipular en otro ciberataque. Sorpresa general con el quiebro del Gobierno. Y rápidamente el PP se pone también estupendo y dice que tampoco le gusta la opa.
Alguien despistado pulsa el mando compulsivamente buscando información y se topa con el estrafalario desfile barroco de los de “Sálvame” entrando triunfalmente en Televisión Española. Y ya no entiende nada.