Una pequeña historia astorgana de Semana Santa en el Año del Señor de 1786.
Con Agradecimiento al Archivo Histórico Diocesano de Astorga.
Corría el año de 1786, el vigésimo séptimo del Reinado del buen Monarca Carlos III que reinaba en las Españas y en la mayor parte de América. Faltaban tres años para el inicio de la Revolución Francesa en París y tres años antes, las Trece Colonias (los hoy llamados Estados Unidos de Norteamérica), con la ayuda de los Reinos de España y de Francia, habían logrado su Independencia de una derrotada Gran Bretaña.
Astorga y Europa vivían al final de la Edad Moderna y del llamado Antiguo Régimen (caracterizado por el Gobierno de las Monarquías Absolutas y por los Privilegios de la Nobleza y la Iglesia frente al Pueblo Llano en buena parte de Europa). Eran también los años finales de la Ilustración y del Siglo de las Luces, el gran siglo de la Masonería, que, al servicio de todos los enemigos de España (Francia, Inglaterra y Estados Unidos), tanto daño habría de hacerla a ella y a su Imperio en América en el primer tercio del Siglo XIX.
En la Diócesis de Astorga ejercía su ministerio de Obispo don Antonio Andrés López Arroyo y era Señor de la Ciudad don Vicente Joaquín Osorio de Moscoso y Guzmán, XV Marqués de Astorga desde 1776, Grande de España y residente en la Corte, Madrid.
Aquel año de 1786, el Mont Blanc en los Alpes fue escalado por primera vez por Michael Gabriel Paccard y Jacques Balmat; también, el Gran Ducado de Toscana en Italia, bajo el mandato de Leopoldo II, se convirtió en el primer Estado moderno en abolir la pena de muerte, y Mozart puso en escena en Viena, por primera vez, “Las bodas de Fígaro”. Aquel año de 1786 nacería en Barcelona Agustina de Aragón, futura heroína española de la Guerra de Independencia, además del aristócrata asturiano, José María Queipo de Llano, Conde Toreno, futuro político liberal y gran historiador español.
Aquel mismo año de 1786, como símbolo del fin de una época, la del Siglo de la Razón, murió en Postdam Federico II el Grande, Rey de Prusia, gran estratega militar y mejor gobernante; una de los padres de la Alemania actual.
Mientras todo esto sucedía en el ancho mundo, en Astorga, en Abril de 1786 se iniciaba la Semana Santa a cargo de sus Cofradías Penitenciales.
Ayer, como hoy, la Semana de Pasión transformaba a la Ciudad de Astorga y a sus habitantes y viajeros que a ella llegaban en aquellos días. La Ciudad, su Catedral, sus Parroquias y Cofradías vestían sus mejores galas litúrgicas y penitenciales y revivían la Pasión y Muerte de Jesús de Nazaret.
Una de las Procesiones que más llamaba a la devoción y el fervor popular era la del Encuentro en la Plaza Mayor de Astorga, que, por aquellos años, se hacía en la tarde del Jueves Santo. El Nazareno se encontraba con su madre la Virgen María ante el Pueblo de Astorga, y en ese momento, fruto del fervor popular, San Juanín partía corriendo a avisar a la Madre de la llegada de su Hijo, Camino del Calvario con la Cruz…
Aquella tradición popular de los Cofrades astorganos muchas veces no fue bien vista, ni por las Autoridades Eclesiásticas, ni por las Municipales, imbuidas del espíritu reformista ilustrado, siempre desdeñoso hacia la Piedad Popular y a los gustos del Pueblo, del Vulgo. Se consideraba que aquella “Carrera del Santo”, esperada y aplaudida cada año por niños y por grandes, casaba mal con la devoción y respeto a la Pasión de Nuestro Señor.
Por ello, el Vicario de la Ciudad y Diócesis de Astorga, don Blas Manuel del Valle decidió prohibir aquel año y en adelante, bajo severas multas, la “Carrera de San Juanín”. Así nos lo certifica un documento del Archivo Histórico Diocesano de Astorga:
“Nos, el Doctor Don Blas Manuel del Valle, Provisor y Vicario General de esta Ciudad y Obispado de Astorga.
En atención al Bullicio, Alboroto, Desorden… (ilegible), Escándalo y poca Devoción que se acusa al ejecutar el Lance del Encuentro de Jesús y María en la tarde del día de mañana Jueves por los que llevan el Paso de San Juan en ir corriendo; para evitarlo mandamos al Juez y Mayordomo de la Cofradía de la Santa Cruz hagan saber a los electos Hermanos que lleven dicho Paso vayan con ellos moderadamente y bajo la pena y multa de veinte Ducados, con apercibimiento de lo más que haya lugar en derecho.
Lo que se les haga saber por el presente Notario.
Astorga y Abril, doce de Mil Setecientos Ochenta y Seis.
Por Mandado de Su Merced.
Notario Mayor González “ [1]
Hoy sabemos que, a pesar de los “Mandados” de Reyes, de Alcaldes, de Gobiernos y de Vicarios, cuando el Pueblo “siente y quiere” algo, las prohibiciones acaban olvidándose… los de arriba, finalmente, dejaban hacer (y dejan hoy) al Pueblo, tal vez como desahogo de otras obligaciones más altas e insoslayables….
El Caso es que ayer y hoy, San Juanín sigue corriendo en la Plaza Mayor de Astorga como devoción Popular de la Fe Católica del Pueblo de Astorga y de sus Cofrades, desde que son niños…
Arsenio García Fuertes
Doctor en Historia Contemporánea.
Academia Argentina de Artes y Ciencias de la Comunicación.
[1] AHDA, Astorga, Procesos, Caja 1.139.