Cuando los para siempre acaban

Bella Swan, la tímida adolescente, por fin ha completado su transformación. Ella y su marido, el vampiro brillante Edward Cullen, se enfrentan tanto a sus nuevas vidas como a la amenaza de los Vulturis.

Una auténtica superproducción

Sin lugar a dudas la película no pasa desapercibida para nadie. Con una gran fotografía del oscarizado Guillermo Navarro, y un guión bastante ajustado al libro original de Stephenie Meyer, aunque a veces destile demasiado azúcar; la película responde a lo que cabría esperar de una superproducción de Hollywood. Los exteriores hermosos, así como la música que lleva al espectador por la aventura de los protagonistas, maquillan el despilfarro de 131 millones de dólares. El único defecto podría ser los efectos especiales aplicados a la hija de la pareja, Renesmee, que según el libro debería crecer a un ritmo más rápido de lo común. La imagen de la niña resulta a veces demasiado pobre si tenemos en cuenta el presupuesto antes mencionado.

Otro acierto es el toque de acción de la batalla épica, que si bien no aparece en el libro, le da una chispa especial que completa el argumento del filme.

De adolescentes a personas maduras

Tanto Kristen Stewart (Bella), como Robert Pattinson (Edward) muestran a unos personajes más maduros que en el resto de las entregas. También Taylor Lautner (Jacob), enseña su lado más protector, aunque no logra eclipsar a la pareja. Destacan también las grandes actuaciones de Peter Facinelli como el vampiro bueno Carlisle Cullen, y el veterano Billy Burke como padre de Bella.

La saga Crepúsculo llega a su final con una gran expectación por parte de los fans, también denominados Twihards, que han reventado la taquilla recaudando más dinero que en cualquier otra de las cuatro películas, 702.398.866 dólares hasta la fecha, lo cual hace de Amanecer parte 2 un rotundo éxito.

Y de esta forma se concluye una de las mayores sagas de amor de todos los tiempos, dejando a sus protagonistas en el estrellato y a Crepúsculo en el limbo de los finales felices