Un escape producido por un fallo humano al mezclar erróneamente en un tanque ácido sulfúrico y ácido nítrico, dos sustancias tóxicas y cuya reacción llevó a producir una densa nube naranja que se tornó amarilla según ascendía sobre la factoría de Roldán. Rápidamente, el 112 salía a declarar que no había riesgo para la población… El consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, señalaba lo mismo pero hablaba por primera vez de nube tóxica, un término evitado con anterioridad.
Suárez-Quiñones justificaba la falta de peligro en que la nube “de gases” -ya no era solo humo- estaba en “un estrato alto de la atmósfera”. Desde el Ayuntamiento se informaba poco después que el viento la había alejado “en dirección contraria a la ciudad”, hacia el pantano de Bárcena. La pregunta es entonces obvia: ¿y si el viento la hubiera arrastrado hacia la ciudad o simplemente a Santo Tomás?
¿Se evitaron males mayores por un capricho del viento? Porque lo que está claro es que la nube era tóxica. Si no, ¿por qué se desalojó a una parte de los trabajadores y una vivienda cerca de la factoría?
Además, la reacción sobrecalentó el tanque donde se realizó la mezcla, que estuvo a punto de volcar. Y eso si hubiera sido el peor escenario, según Acerinox, que solo habló con un medio y no emitió ningún comunicado público. En opinión de la empresa, el protocolo funcionó “adecuadamente” pues hasta estaban preparados para esta situación, pues se habían hecho a toda prisa, una vez producido el escape, con grandes cantidades de arena, piedras y carbonato cálcico, que se hubiera echado sobre el líquido derramado… La empresa asegura que tomará medidas para que la situación no vuelva a pasar. Pero lo que no dice es que no es la primera vez que pasa, la anterior, provocada por un fallo informático
Así, a las siete de la tarde todas las partes implicadas se felicitaban por lo bien que había ido todo, por lo bien que se había gestionado la situación mientras los gases se esparcían sobre el pantano.
Pero, ¿Y si el viento hubiera arrastrado la nube hacia la ciudad? ¿Y si el tanque hubiera volcado? ¿Habría sido suficiente la arena, las piedras y el carbonato cálcico preparado a toda prisa?
La salud de los ciudadanos no puede depender de la casualidad.