Confinamiento confitado

En todo el Estado está transcendiendo la denominada «batalla de Madrid». Se diría que a cuenta del coronavirus está emergiendo desde las cloacas del poder lo peor que de ella se puede esperar. Unos que se quieren imponer sobre otros. Otros que plantan cara. Y el pueblo que es finalmente quien sufre las consecuencias de políticas erróneas y del tú más, cuando eso no toca. No. No toca.

Es cierto que nuestro dúo: Verónica Casado y Francisco Igea, consejera de Sanidad y vicepresidente portavoz, están saliendo casi a diario a la palestra por ser los máximos responsables del equipo político del coronavirus, o mejor dicho, contra su lucha, en nuestra Comunidad. Ambos son médicos y algo más que los demás sabrán, ¿no creen? También no es menos cierto que a la ciudad que se le ordena el confinamiento es segura una bajada y un quebranto en toda su economía. Sin embargo, en el caso de Castilla y León se está realizando con relativa efectividad bajando la tasa de contagios a pesar del aislamiento y lo que supone.

León, Palencia, posiblemente Burgos y otras localidades se ven sometidas a esta medida drástica, pero es que igual de drástica tiene que ser la respuesta de nuestros representantes públicos ante el rebrote inminente que está llegando a nuestras ciudades. Está demostrado que quedarse en casa está siendo la opción sanitaria más eficaz y que de ella se echa mano sólo como último de los recursos.

Otro dato a tener en cuenta es la respuesta de la Sanidad en Castilla y León. Donde se está respondiendo muy eficazmente y con una red sanitaria que, llena de necesidades, hace virtud de una profesionalidad y preparación que es la envidia de otras regiones de España.

Por una vez, y sin que sirva de precedentes, el presidente Mañueco puede llevar a Madrid la cabeza muy alta de cómo está gestionando su Ejecutivo, y eso que son de otro partido los aludidos, la crisis del Covid-19. Quizás Moncloa o Puerta del Sol podían venir a un curso acelerado por esta vez.