Comunicación y estrategia

La generación de oportunidades proviene de aprovechar al máximo los cambios que se producen en el entorno. En tiempos de confinamiento, como el que vivimos actualmente, cualquier pequeña transformación puede suponer una gran ventaja. Depende de nosotros estar o no alerta para no quedarnos fuera de juego.

La figura del director de Comunicación lleva años fraguándose desde aquellos secretarios con labores de prensa hasta llegar a convertirse en una pieza maestra dentro de compañías e instituciones. Hoy en día se han difuminado los cometidos de la profesión, lo que ha provocado cierta inquietud por saber hacia dónde se dirige. No obstante, nos encontramos en el momento perfecto para evolucionar y dar un paso decisivo.

Los tiempos cambian y las funciones son ahora mucho más transversales, lo que conlleva un nivel de dedicación absoluto, full time. Salir de nuestra zona de confort habitual de forma constante y adentrarnos en un mundo digital y con menos fronteras. Al menos dos: saber inglés y trabajar en red. Todo aquel que no sepa ya que el inglés es el nuevo lenguaje escogido para el siglo XXI, al menos en sus primeras décadas, no sabe que la suma de i+d+i se escribe en inglés. Y -se ha comprobado con la pandemia del coronavirus- si no sabes funcionar en un entorno digital eres un claro ejemplo de tipología humanoide a extinguir. No se preocupen, en torno a partir de los 40 años casi todos nos encontramos en esa difícil situación. El resto ya no. Ya vienen más preparados.

Es importante analizar qué capacidades y habilidades debe tener un directivo de Comunicación, un redactor-jefe en un medio, o el propio papel ejecutivo o de base de lo que antaño fue periodista, a secas. No es una frase mía: «Se tiene que hacer uno más directivo, poniendo énfasis en la Comunicación». Y no al revés.

El talento de muchos profesionales ha quedado eclipsado por un concepto político y empresarial donde al encargado de la comunicación se le pretende, aún hoy, equiparar a un secretario, un documentalista o un mero «escribano». El puesto de asesor es una realidad tan necesaria como impopular.

Para ABC