Castilla y León, mucho por hacer

Este viernes se conmemora el 40 aniversario de la aprobación del Estatuto de Autonomía de Castilla y León. La última Comunidad en aprobarse en España, corría el año 1983, y el PSOE de Felipe González quería cerrar el mapa autonómico que había comenzado a constituirse con la UCD. Al final, la unión de Castilla la Nueva con el Viejo Reino de León era lo que quedaba por definir. Pronto, las élites de Santander y de Logroño formaron agrupaciones para lograr salirse, durante la denominada etapa preautonómica, de tan enorme mapa administrativo. Mientras en La Rioja se tuvo claro, en Cantabria aún existió un movimiento castellanista que poco a poco fue diluyéndose. La Comunidad resultante perdía su histórica salida al mar y la sensación de traición embargaba al resto de las provincias.

 

León, unida administrativamente en muchos aspectos con Asturias, se debatía entre unirse con los norteños, ir en solitario o apostar por la histórica región de León, Zamora y Salamanca. La mayor manifestación en la historia de León, reclamando su propia autonomía, más de 100.000 almas, dejó claro que el sentimiento leonesista existía. Fue el ministro de la Gobernación y leonés todopoderoso, Rodolfo Martín Villa, quien logró con la mayoría ucedista de alcaldes y diputados revertir tal situación. Para unos, el paramés, será el gran traidor, para otros, el desatascador. De hecho Martín Villa, al estilo de otros grandes líderes, soñaba con un retiro dorado de presidente de “su” autonomía resultante.

 

Otros que dieron “guerra” fueron los segovianos, que aún cumpliendo la mayoría para no incluirlos en la gran Comunidad, el PSOE les hizo el cambiazo entre el proyecto de Estatuto que entró en el Congreso del resultante que salió aprobado por mayoría absoluta del Congreso y el Senado. Segovia siempre suspiró irse con Madrid.

 

Otro de los temas principales fue la capitalidad. Burgos como cabeza histórica de Castilla La Vieja, con la preautonomía parecía tener todas las de ganar. León rechazaba todo lo que oliese a Castilla con Juan Morano, alcalde capitalino, como adalid leonesista por entonces. Y en estas, el presidente socialista Demetrio Madrid y el alcalde de Valladolid, Tomás Rodríguez Bolaños, cambiaron los designios de la UCD para ubicar en la ciudad de Felipe II, la de la Fasa y ahora la Junta, el centro neurálgico de la administración autonómica saliente.