Qué fácil es destruir, con lo difícil que es crear. Sobre todo en un territorio como el Bierzo, en el que los que tendrían que complicarse mínimamente la existencia para tratar de levantar algo sólido prefieren ir a lo simple. Los proyectos de gran calado, los que requieren de muchas mentes, muchas manos y mucha inversión siempre se van a lugares con más peso político, que no siempre poblacional. Y no es que la comarca no tenga ese peso político: son sus políticos los que siempre apuestan por bajar de peso para encajar en los a veces estrechos sillones presidenciales.
Como en USE Bierzo nos gusta jugar con ejemplos, vamos a por uno. Imaginen por un momento que el solar de Compostilla II junto a Cubillos del Sil estuviera vacío y al Ayuntamiento, pongamos por caso, se le ocurriera que ese terreno pudiera ser ocupado por un Museo de la Electricidad. Pongamos por caso que, para recrear una antigua central térmica, ese museo requiriese de la construcción de un par de torres de refrigeración y otras tantas chimeneas que recreasen lo que un día fue un polo de generación de energía. Y ahora pónganse en el lugar de los promotores de la idea. Para ponerla en marcha sería necesario un anteproyecto, un proyecto, varios informes de viabilidad, un estudio de impacto ambiental, la consecución de miles de firmas, un libro blanco, peticiones de fondos europeos en diferentes convocatorias, una comisión especial interinstitucional, acuerdos parlamentarios, compromisos electorales en más de una campaña y, por fin, unos diez años para (con suerte) ver una primera piedra. Para poner la segunda haría falta al menos otra década, porque el dinero era necesario para apoyar una inversión estratégica en una fábrica de baterías cerca de un puerto de mar bien comunicado. No es humor; es así como funcionan las cosas en el Bierzo.
Sin embargo, ha sido sumamente fácil llegar a este momento, en el que el patrimonio industrial de más volumen de nuestro territorio va a ser demolido sin remedio. Apenas han hecho falta unos meses desde el cierre de Compostilla II para que Endesa y Gobierno se pongan de acuerdo en lo muy conveniente de ahorrarle a la empresa el puñado de euros que costaría buscar un propósito para las torres de refrigeración. Con el mismo rigor con el que se perita un coche viejo y averiado se pone el punto final a décadas de historia. Nos convencieron de que sería fácil que Endesa formara parte del paisaje, y ahora nos quieren convencer de lo sencillo que resulta que desaparezca de nuestra vista.
Los diferentes gobiernos se han ido apoyando en la idea de que los bercianos tenemos fama de saber buscarnos la vida, y éste es un capítulo más. Sin empleo industrial, sin patrimonio que convertir en apuesta turística, sin transición ecológica, sin protección ante las agresiones al medio rural. Nos instan a que cedamos nuestro sitio a un molino eólico y a su correspondiente línea de conducción, porque aquí no hacen falta carreteras ni vías. Lo que quieren de nosotros se transporta por cable y bajo tierra. Ya no hacen falta operarios que mantengan nada en pie. Así que nos tocará de nuevo buscarnos la vida en Valladolid, Madrid, La Robla o As Pontes porque la próxima vez que tiren algo nos harán aún menos preguntas. Felicitamos, eso sí, a los recién elegidos presidentes de nuestras principales instituciones por poder disfrutar en primera fila del espectáculo. Ya dirán el próximo lunes que hicieron lo que pudieron.
USE Bierzo
Bueno en as pontes tampoco porque este gobierno genocida de todo aquello que huela a industria ya ha decretado su futuro cierre