Cacabelos, un ayuntamiento a intervenir

Cacabelos es una bella localidad berciana de prácticamente cinco mil habitantes. Regada por el fresco río Cúa, es etapa del Camino a Santiago lo que la hace un lugar abierto con variada hospedería y restauración de cierto nivel y abundancia. Su fundación data de la Edad Media cuando el Obispado de Astorga y el rey de León decidieron abandonar el Castro de la Ventosa, primero astur, luego ciudadela romana amurallada donde alojar a la soldadesca legionaria que se encargaba del orden y el tránsito del oro de la gran mina de las Médulas. Pues bien, bajar del promontorio y fundar Cacabelos fue todo un acierto para el desarrollo urbanístico de la villa, donde en su casco urbano guarda un buen número de casas blasonadas con hidalga solera. En sus praderas cientos de españoles e ingleses murieron a manos de las tropas napoleónicas que expulsaban en retirada hacia Coruña a los ejércitos aliados. Cacabelos, la villa sede de la DO del vino del Bierzo y de gente animosa vive desde hace más de quince años una historia de terror entre las paredes de su Ayuntamiento.

Ayuntamiento de Cacabelos

 

Ya supimos en los años ochenta y noventa de la peculiaridad de sus gentes y sus gobernantes. El histórico Morete, socialista donde los hubiera, dirigió con personalísimo estilo la urbe. Pero para conocidos, José Luis Prada, sí “a tope”, con las siglas de la gaviota también fue el primer edil que terminaría en la cárcel a modo de protesta con la ley injusta e irracional para él y sus conciudadanos. Y así, se han ido sucediendo alcaldes de ambos colores, a veces en coalición con comunistas o bercianistas ejerciendo una complicada matemática electoral para salvar pactos y legislaturas a cara de perro con los juzgados por cualquier cosa y motivo. Enfrentamientos con secretaria, con policía local y hasta la pintoresca figura de un interventor que acudía al trabajo vestido de mujer da siempre titulares a la prensa de la provincia leonesa. Denuncias, querellas y demandas a destajo. Las dimisiones de ediles, y ahora hasta de alcaldes, son habituales. Los números, siempre un misterio que sólo la inercia y Dios sabe cómo salen…En definitiva, la localidad berciana y leonesa de Cacabelos es un sin Dios que está pidiendo desde hace tiempo a gritos la intervención de la Administración superior de turno.

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