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El 11 de septiembre de 2013, durante un acto por la celebración del Día de Cataluña, varios militantes de las agrupaciones políticas nacionalistas españolas irrumpieron con banderas en la librería Blanquerna de Madrid, sede y bibioteca de la Generalidad catalana, profiriendo gritos de: “No nos engañan, Cataluña es España”. Al día siguiente se detuvo a 12 personas que participaron en dicho asalto. Finalmente cuatro fueron condenados de entre los seis y ocho meses de prisión por el delito de desórdenes públicos hasta las penas actuales, que oscilan entre tres años y once meses y cuatro años y dos meses. Si la anunciada amnistía para los golpistas catalanes se lleva a efecto por el nuevo Gobierno, los cuatro de Blanquerna serán los únicos -de facto ya lo son- presos políticos en España.
Sacamos este tema a colación para evidenciar con las pruebas de la incontestable realidad el desigual trato dado a unos y a otros. Todos los radicalismos son cuestionables y sus hechos susceptibles de pasar o no por el filtro de la legalidad vigente. Lo que no es de recibo que a los que portan banderas de España y protestan en un acto de nacional catalanismo sufran penas de cárcel y los que pegan a los agentes del orden público, queman mobiliario urbano, rompen escaparates y organizan desórdenes subvencionados por la Generalidad catalana o asociaciones afines se salgan de rositas tras las jornadas de intento de poner en jaque a toda España en el llamado procés.
En Castilla y León no somos así. Hemos protagonizado revueltas, quizás la más sonada fue aquella de los comuneros que ha pasado a la historia como un hito de una revolución popular cuando, en sentido estricto, fue una resistencia de las clases nobles castellanas en favor de otra candidatura al trono del reino, Juana “la loca”. En todo caso, si esas agrupaciones políticas que algunos tildan de extrema derecha tuviesen representación parlamentaria, al parecer, por mor de la política podrían ser beneficiados con amnistías e inmunidad para provocar altercados. Entonces, se demuestra que a día de hoy el tercer poder, el Judicial, está sometido al dictado del Ejecutivo y el Legislativo. La ecuación de la democracia parlamentaria liberal se ha quebrado. Pronto tendremos la prueba de ello una vez más.
ABC
Pues yo no veo por ningún lado España rota. Sería interesante conocer las propuestas de algún partido para recuperar la “unidad del país”, que según ellos, está rota.
No creo que el articulista precise de su condescendencia final. Es algo muy simple, una cuestión de proporcionalidad. A unos por robar gallinas se les envía a prisión; y a otros por causar actos de sedición, terrorismo, lesiones graves, destrozo de la propiedad pública/privada, se les da un premio, la amnistía. La igualdad de todos ante la Ley ha vuelto a funcionar (ironía).
desde luego algunos tienen una comprensión lectora nula, o más bien su sesgo político es el que no les permite analizar con objetividad un artículo. El paralelismo del autor es perfecto, pero como casi todo en estos 40 años de memocracia, lo que haga la izquierda o los separatistas está justificado y lo que se haga desde la ominosa derecha es punible. A mi me parecen bastante más graves los hechos que se van a amnistiar (agentes heridos, uno de ellos medio vegetal, innumerables daños materiales etc etc) que un grupo de energumenos que entraron a empujones para reventar un acto. De hecho a vox le revientan actos cada dos por tres, y no con empujones, directamente a pedradas y aquí no pasa absolutamente nada. Pero bueno, el malo es el señor nistal y la derecha por supuesto. Lo que dice, es que un estado que no esté enfermo, castigaría ambos casos, pero como esta es una sociedad de siquiátrico se van a perdonar unos hechos mucho más graves.