Hubo héroes ,olvidados , como las heridas que se esconden bajo la ropa , y secuelas de las guerras que quedarán en la sombra de quién las vivió , y el silencio del horror , que despierta por las noches a Sebastián.
A menudo , Sebastián recordaba y contaba a los niños que había estado en la guerra , muy lejos , y que incluso en una ocasión pudo estar cerca de Hitler.
Cuando era joven , se alistó con los voluntarios de la división azul , partiendo desde su pueblo en La Somoza para luchar en la Segunda Guerra Mundial.
Sus ojos se llenaban de lágrimas cuando hablaba , los niños atendíamos en silencio y el , cual héroe , nos mostraba sus heridas bajo el pantalón .
Estando en una trinchera , soportaban el frío de la nieve y el hielo en aquella larga guerra. Una noche al despertar , su pierna se había congelado .
Ayudado por una muleta ,Sebastián regresaba en un tren para su pueblo, la larga distancia y desesperacion por ver su pierna amputada convirtieron aquel largo viaje en el último, retirándose para siempre a su aldea.
Poco después , le pusieron una pierna ortopédica, con la que paseaba en silencio haciendo varias paradas en sus trayectos .
Aquella pierna de plástico, que a menudo aprieta , como aprieta y ahoga el recuerdo de aquella noche de guerra y nieve , solia quitarla y posarla a su lado , para despojarse del dolor en sus carnes, mientras nos contaba cien batallas .
Pasaron los años , una noche de invierno Sebastián murió .
Aquella noche nevó , y los días siguientes, haciendo imposible llegar hasta el cementerio.
Quizá la nieve llegó a despedirle , y haciendo los hombres un camino entre ella , llevaron a hombros su féretro , recorriendo la calle helada hasta la iglesia y sepultura.
Nevó durante casi una semana cubriéndolo todo , apenas se ven algunos cruces del cementerio, dejando la de Sebastián bajo la nieve.
Isasy Cadierno