Llega el recibo de la luz, 500 euros en una vivienda con calefacción central de gasoil. Estupor. Llamada a la compañía eléctrica de turno. Máquinas que sortear hasta llegar a seres humanos al otro lado del teléfono. Gestiones. Reclamaciones. Respuestas como “es el referente al precio del gas, ya sabe, la crisis energética por la guerra en Ucrania, el precio fluctuante…” su puñetera madre. Claro, como “somos tontos” que dijera el factótum Sánchez Galán, el devora directores de comunicación.
Lo que está pasando en Europa es muy preocupante. Hemos dejado que nuestro sistema económico, es decir, de vida y supervivencia, sea deficiente en energía dependiendo de agentes externos y estamos en las manos de la especulación más mezquina que pueda generar el libremercado. Tan sólo superado en crueldad y carente de corazón por el mercado de las armas.
Pero la cosa preocupa todavía aún más cuando lo tenemos en cuenta a nivel estatal. Con ZP nos entregamos a las energías verdes y pusimos las bases para dinamitar toda opción de producción nacional. Adiós al carbón y por supuesto: “nucleares no, gracias”, porque a progres no nos gana nadie. Hasta los niños de las escuelas saben que si quitas el corazón el resto del cuerpo no funciona y así nos está pasando con todo el sistema de producción sea del sector que sea. Ayuntamientos que piensan en reducir la luz navideña, hogares que se piensan si encender o no calefactores, empresas que cierran por el gasto de luz o precios que se disparan para poder afrontar esta escalada de costes en general.
Y mientras en Castilla y León vemos como cada cierto tiempo se procede a demoler parte de nuestro sistema de producción eléctrico a través de centrales térmicas, no así en otros lugares del país como As Pontes, las torres de Compostilla en Cubillos del Sil se quieren salvar del aquelarre energético para convertirse en símbolo de una época en que Endesa nació en el Bierzo y produjo riqueza durante varias generaciones dando lo mejor de sus entrañas y sus gentes a toda España. Pronto llegaremos a ratios económicos de mayor pobreza. Centrales térmicas, nucleares…Fascistas. Por cierto, el recibo de la luz hubo que pelearlo porque estaba equivocado.