Astorga, sábado a la noche II

A uno la cabeza le pide escribirles sobre el repentino fin de legislatura año y medio antes ejecutado por el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. Lo difícil que resultaba lidiar con el líder de Ciudadanos, Franciso Igea, un chollo para brindar titulares en cada rueda de prensa de los jueves. Pero se dice que el PSOE ofrecía medio gobierno y las Cortes a los de la formación naranja. Nada hay que lo demuestre. También hablar de redes sociales y el peligro de la falta de profesionales de la comunicación en esa selva, real pero selva. No gustan las ruedas de prensa sin preguntas. A eso le llaman amordazar al periodismo, que, entre otras cosas, tiene libertad de expresión. Cierto es que hay momentos en la historia que las declaraciones institucionales son más contundentes en el axioma político-periodista.

 

Pero el cuerpo necesita seguir con lo que está aconteciendo en la localidad leonesa de Astorga, importante ciudad. Las investigaciones han llegado hasta el teniente de alcalde, José María Jáñez, líder de IU y socio necesario para el sostenimiento del Psoe. Con una Policía Local sembrada de dudas y sospechas, y a la espera de indagaciones de la Policía Nacional, lo demostrado es que alguien chocó primero con una furgoneta en el sábado de autos y, no se sabe aún si eses u otro vehículo, embistió unas vallas peatonales en la Avenida Mártires de Somiedo huyendo. En el primer caso, queda demostrado que la Policía Local presuntamente se quitaba de en medio no cogiendo por dos veces la denuncia del ciudadano en cuestión. Inaudito. Con argumento como “si no sabe quién lo hizo”…”o vaya usted al Juzgado”. En el segundo caso, minutos después, quedan dos testigos que veremos qué dicen a la Nacional, pues se reconoce que conducía la novia del teniente de alcalde y se fugó tras los destrozos. La opinión pública y los indicios apuntan al propio político presuntamente, con una Policía Local que informa acudir a la vivienda de los aludidos y asumir la autoría a la mujer y aquí paz y en el cielo gloria. Condujese o no el político comunista, que aún está por ver, el huir ya es algo que se hace acreedor de medidas políticas ejemplarizantes.

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