El folletín valleinclanesco en el que va camino de convertirse el “caso Jáñez” de Astorga ya ha transcendido de los medios locales a los provinciales y, si nadie lo remedia, saltará al ruedo regional. Me explico.
Hace tres sábados ha quedado presuntamente demostrado que el teniente de alcalde de Astorga, José María Jáñez, el “camarada Jáñez” en lenguaje coloquial por aquello de su furibundo discurso comunista; se empotró contra unas vallas y se dio a la fuga. Hay anteriormente registrado otro suceso que no está claro, como en el primero, si fue también él o algún otro vehículo acompañante en la noche de fiesta.
Como de una serie de misterio se han ido localizando coches, testigos, fotos… en la que la acción de la Policía Local ha quedado retratada con un claro tufo de intentar tapar “las vergüenzas” del camarada. Mientras que la Nacional en Astorga sí aceptaba denuncias y declaraciones juradas de testigos y afectados. Parece que se intenta unificar criterios y diferencias donde la verdad corre peligro de taparse. Cosa que muchos agentes de la ley no quieren, así lo han declarado en conversaciones privadas, además de muchos testigos, las redes sociales y hasta la oposición del PP-UPL que, aunque ganaron las elecciones el pacto PSOE-IU les ha dejado, ¡por una papeleta nula!, fuera de la Alcaldía a la coalición de centroderecha regionalista.
Se está viviendo de todo en la pequeña e histórica ciudad. Pero lo que más extraña es que el alcalde más respetado y reconocido en la historia local de la democracia, Juan José Alonso Perandones, alabado hasta por altos cargos de la Junta siempre, han sido casi 30 años de gobierno astorgano, deje que este feo asunto se judicialice como todo apunta va a suceder. Por otro lado, el teniente de alcalde declaró que no conducía él, que era su pareja, hecho presuntamente falso y que le señala aún más cuando ha sido el Torquemada de la operación enredadera que tuvo en jaque durante tres años por mantener la acusación particular de IU a concejales del Gobierno anterior. Además, Jáñez se ha puesto el sueldo más caro de la historia del Ayuntamiento de Astorga. Es decir, todo lo contrario a la precariedad, igualdad y sobriedad que predicó en la oposición.
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