Hace ya varios años (en 2015), escribí en este mismo medio sobre un tema curioso en el que matemáticas e historia van de la mano…al menos en tiempos más recientes. He visto en Internet (tierradeamacos.blogpot.com) un buen artículo sobre este tema. Se publicó con fecha 6-11-2020 por Juan Carlos Campos, un escritor de Astorga bastante conocido . El título es bien elocuente: “ARCAS Y TERMINOS EN MARAGATERIA”. Me parece un genial artículo y esta y otras varias circunstancias me empujan a redactar este texto que me servirá para dar a conocer una enorme cantidad de datos que desde hace décadas he recopilado sobre este tema. Puntualizo que la mayor parte (aunque no la única) de los datos que he analizado y aún estoy analizando sobre este tema corresponden a Castropodame y su entorno. Se que en buena medida es similar a otros casos. No obstante también hace escasos años y justamente en un pueblo de La Maragatería (Brimeda) tuve que hacer un amplio análisis y replanteo de buena parte del contorno de su término. Asimismo en la localidad de Pobladura de las Regueras hice algo similar hace años.
En los planos elaborados por el Instituto Geográfico Nacional en los años 20 del siglo pasado (tenía entonces creo otro nombre) se distinguían claramente las trazas de los términos municipales y las de los términos anejos. Estos eran los deslindes entre pedanías. Actualmente los deslindes entre pedanías cuando son de un mismo municipio, me parece que a efectos prácticos carecen de valor, salvo que afecten a terrenos que sean comunitarios.
El origen de los términos de los pueblos (aldeas, parroquias, villas…) se pierde en la historia. Por lo que a la actual pedanía de Castropodame respecta los datos más antiguos que conozco son del siglo XVI. Dada la escasez de conocimientos científicos y de medios técnicos en vez de elaborar planos o mapas se utilizaba el propio terreno como mapa, lo que suponía que había que utilizar forzosamente, referencias naturales nítidas (líneas de cumbres, cauces de ríos, afloramientos rocosos alargados…) o bien colocar mojones o referencias de tal modo que siempre desde una se viesen las dos adyacentes. Esos viejos mojones en muchos casos se han destruido o se han olvidado debido a circunstancias varias. En la imagen adjunta aparece uno de los pocos conservados. Está entre Castropodame y Villaverde de los Cestos. Se especuló con la posibilidad de que fuere un antiguo miliario romano…pero nada se ha podido probar
Con los ancestrales modos de delimitar los términos de una población, se podía saber incluso que parte de una finca quedaba dentro o fuera de un término. Yo entiendo que el origen de los términos de cada aldea o población por diminuta que sea, hay que buscarlo en lo que hace siglos era el dezmario o la dezmería, esto es el espacio geográfico dentro del cual se ubicaban las fincas de una población que debían pagar los diezmos a la iglesia de la localidad. Las agrupaciones de las poblaciones más o menos diminutas, han existido desde hace siglos (y siguen existiendo en los actuales ayuntamientos), pero eso si cada diminuta población solía poseer su propia iglesia con su dezmario. No obstante me gustaría saber con detalle que sucedía en zonas (como Galicia) en las que hay una gran concentración de pueblos muy pequeños y muy próximos entre ellos.
En el entorno de Castropodame y en los años 20 del pasado siglo si está claro que se distinguía el término municipal del término de las diversas pedanías o entidades locales menores. Algo similar sucedía en otras partes de España. Tengo entendido no obstante que la traza de los deslindes municipales se hacía con más rigor que los deslindes entre pedanías. No obstante vayamos a lo sucedido varios siglos antes.
En el siglo XVI y en sucesivas actas aún conservadas en el ayuntamiento de Castropodame, se da cuenta de la existencia de varias decenas de mojones. El número de estos era de 28 si bien es posible que a lo largo del tiempo hubiese alguna leve variación por diversas causas en este número. Estaban distribuidos en una longitud de 13-14 km. según estimo sobre mapas modernos. Es decir más de dos leguas y menos de tres. Dado lo escarpado del terreno tengo la duda de si eran suficientes o no, pero entrar en el análisis de este asunto supondría entrar en discusiones quizá demasiado engorrosas y pesadas.
La ubicación exacta de todos y cada uno de ellos es muy difícil de conocer. Sólo tras un muy detenido análisis de muchas actas (probablemente más de un centenar aunque no se la cifra exacta) tras el conocimiento del paisaje y tras el análisis de la toponimia, es decir de los nombres de los parajes aún conservados es posible averiguar algo. La suposición de que el término anejo dibujado en los años 20 del pasado siglo, es coincidente al menos en gran parte de su trazado con el deslinde de siglos atrás, también es de gran ayuda. El emplazamiento de las viejas arcas o mojones (en caso de que se hayan conservado), es asimismo de grandísima utilidad.
Las actas de deslinde de siglos atrás eran muy deficientes y lo digo como persona dedicada durante muchos años a labores de topografía. Eran muy deficientes, porque por norma general, jamás se hacía la más mínima indicación de expresiones numéricas. Hoy esto puede parecer increíble pero así era. Se empleaban expresiones como aludir por ejemplo a la distancia de “un tiro de piedra” o “un tiro de ballesta” sin más. Tengo entendido que en otras partes (La Maragatería) también se empleaba ese lenguaje tan impreciso. En el caso de Castropodame hay eso si algunos croquis muy rudimentarios de parte del deslinde. Si se analiza con calma (yo lo he hecho), se pueden obtener datos más interesantes que en las actas. Recordemos aquello de que “una imagen vale mas que mil palabras”.
No obstante debo señalar que muy recientemente y en buena medida debido al investigador e ingeniero agrónomo David González Hernández natural de Rodanillo, he sido consciente de que antiguamente (siglo XVIII por ejemplo), se realizaban unos curiosos cuadros, (cartas topográficas) que no son planos, ni tampoco por supuesto fotografías (imágenes correctas del terreno pero en proyección cónica y no ortogonal).Estas cartas topográficas eran complejas de elaborar, pero analizadas incluso hoy día aunque eso si con mucho tiempo, paciencia , pericia y suerte permiten señalar sobre planos más recientes y correctos ( proyección ortogonal del terreno) antiguos deslindes con una precisión que puede resultar asombrosa. Hay incluso un buen libro de Fernando Alonso García (“León en la cartografía histórica”. Año 1996) que no conozco pero parece muy interesante en este sentido. Estas cartas topográficas son “planos” mas completos y complejos que los simples croquis como el que yo he citado de Castropodame. Añado que David González Hernández conoce mejor que yo lo que es realizar un estudio profundo y detallado de una de estas cartas.
Por otra parte hay que señalar que la situación jurídica de los términos a veces era confusa. En el caso de Castropodame y en una primera aproximación podría decirse ( y se decía), que el término del Señorío de Bembibre (Conde de Alba de Liste) lo rodeaba por completo. Sin embargo analizando con detalle la amplia documentación hoy conocida cabría puntualizar algunos detalles, como (por ejemplo), que una parte del término (en la zona NO) era limítrofe con el Coto Redondo de Santa María Magdalena y su granja, que pertenecía al Monasterio de San Miguel de las Dueñas, pero en el que con el transcurso de los siglos la jurisdicción de Bembibre fue adquiriendo ciertas competencias.
La visita revisión e inspección de los términos se debía hacer por norma general todos los años. Ello sin embargo no era obstáculo para que fuesen frecuentes los litigios a causa del trazado del deslinde. A veces los mojones estaban demasiado separados. Otras veces incluso se sospechaba que las arcas o mojones eran movidas. La picaresca siempre ha existido. Las actas conservadas corresponden a años finales del siglo XVI, al siglo XVII y a parte del XVIII. La última conservada es del año 1772. No obstante incluso tras la formación de los ayuntamientos constitucionales, es decir tras en fin del Antiguo Régimen los litigios o las discusiones por la traza del término siguieron presentes. En concreto era ya el año 1841, cuando la que parece una clara discusión con Villaverde de los Cestos, aún seguía su curso. Este pueblo en 1841 estaba integrado ya en el municipio de Castropodame, pero se ve que se seguía prestando mucha atención a los términos anejos.
A lo largo del siglo XIX no se realmente que sucedió. Apenas conozco datos y por tanto habría que esperar a las primeras décadas del pasado siglo XX para tener información en abundancia sobre este tema. Ahora bien en el siglo XX los datos eran ya técnicamente muy perfectos (con una enorme presencia de las matemáticas , la geometría y la topografía modernas). En la Red y en otras partes aún es posible analizar esos mapas de las primeras décadas del pasado siglo XX, que a muchos efectos prácticos aún siguen siendo útiles. No obstante la deficiente delimitación de siglos atrás dio lugar a que en los inicios del siglo XX continuasen situaciones conflictivas reflejadas en trazas provisionales de los deslindes. Por lo que me toca desde hace unos 40 años me he dedicado con ahínco a estudiar los problemas del deslinde del término de Castropodame (tanto anejo como municipal). No perderé el tiempo contando una serie de “batallitas” personales, pero si señalo que es un tema complejo. Hay que manejar muy bien las matemáticas, la geometría, la geodesia y conocimientos similares. En la segunda parte de este artículo lo intentaré explicar…lo mejor que pueda.
Bembibre 18 de mayo de 2024
Rogelio Meléndez Tercero