Alineados y ¿sin contar con el Parlamento?

Todos los regresos tienen su agenda más o menos previsible, y sus sorpresas. Este ha sido incluso mejor de lo que se esperaba, por animado. Incluso con preguntas inquietantes.

Nada más llegar Pedro Sánchez convocó el congreso de su partido para ya, con el plazo justo para los trámites previos. En vacaciones preparó la regla a aplicar. Dicen que la reunión va de “alinearse”, que parece que no están todos en lo que hay que estar. Si queda alguien que hizo la mili recordará que alinearse era colocarse de forma que se pudiera hacer la formación: todos en línea a la distancia de un brazo. Una utilización de la regla más al estilo de la vieja escuela también se anuncia en forma de cuatro palmetazos a los dirigentes socialistas de Castilla y León, Aragón, Madrid y Andalucía. Así los demás toman nota.

Todos alineados

La alineación sanchista se extiende a sitios hasta ahora medianamente exentos. Para ello cuenta con gente que da gusto, como dijo aquel, que vale pa tó. Por ejemplo, José Luis Escrivá. Era un estupendo presidente de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal. Pasó a ser la esperanza técnica del primer gobierno Sánchez. Se encargó de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, casi nada poner en marcha lo de la renta mínima de inserción, reformar las pensiones y organizar la inmigración ilegal. Dejó esos líos porque lo cambiaron a Transformación Digital y Función Pública, el gran reto de las sociedades actuales y atender a todos los funcionarios. Y, sin dejar el coche oficial, ha regresado a lo de ser independiente porque hasta ahora se entendía que el Gobernador del Banco de España debe ser alguien que no tenga dependencia del Gobierno ni de los bancos. Algunos ministros de Sánchez no tendrán mucho currículo, pero valen para ministros y para fiscales generales del Estado, magistrados del Tribunal Constitucional… ¡qué afición por la cosa judicial!

Ahora ha sido el Banco de España. Antes la agencia EFE o el CIS. Pronto le tocará el turno a lo que queda más o menos independiente: Comisión Nacional del Mercado de Valores, Comisión para los Mercados y de la Competencia, Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal, Comisión de Transparencia y Buen Gobierno y Agencia de Protección de Datos. El Gobierno, además, le ha tomado gusto a ejercer influencia directa o indirecta en grandes empresas (Telefónica, Indra, Prisa). No se puede ocupar más poder con menos diputados. No se podrá acusar a Pedro Sánchez de falta de eficacia en esto.

Escrivá al banco y el jefe de Gabinete de Sánchez, Óscar López, ex secretario general del PSOE de Castilla y León, lo sustituye en el Gobierno. Falta colocar a la vicepresidenta Teresa Ribera en la Comisión Europea, con el consiguiente nuevo cambio en el ejecutivo.

Temporada de conciertos

Antes de sorprender con estas menudencias lo más esperado del comienzo de temporada no se sabía si era el regreso de El Hormiguero en competencia con Latre y Broncano o que el Gobierno explicara lo del concierto catalán. A la vicepresidenta María Jesús Montero la llamaron al Senado para que contara el acuerdo con ERC que permite a los socialistas gobernar en Cataluña. A estas alturas tampoco le sorprenderá a nadie que ahora no le llamen concierto –financiación privilegiada– a lo que hace muy poco decían que sí lo era. Ella despejó todas las dudas: “Lo que dice el acuerdo es lo que dice… y lo que no dice el acuerdo, no lo dice”. Casi ha mejorado lo de la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, que aspira a hacer política en su comunidad aragonesa, y ha comparado el pacto fiscal catalán con las ayudas a las empresas para que se instalen en provincias despobladas como Teruel, Soria o Cuenca.

¿Más elecciones?

¿Aprovechará el PP el cabreo por lo del concierto para adelantar elecciones en las comunidades donde más rechazo produce y de paso ver si se quita de encima a Vox, que puede ponerse muy pesado con lo de los menores inmigrantes y no votarle los presupuestos de esas comunidades? Qué oportunidad, aunque algunos tienen malas experiencias de adelanto electoral; que se lo pregunten a Fernández Mañueco.

Estos meses, entonces, dedicados a lo de los conciertos y a echar cuentas cada comunidad –bajo la estricta vigilancia de Díaz Ayuso– para ver qué les conviene más. Que llegue a aprobarse una nueva Ley de Financiación es otra cosa. Igual que los Presupuestos Generales del Estado. En el Congreso hay aparcados más de 40 proyectos a la espera de una mayoría que pueda sacarlos adelante. Algunos acumulan 25 prórrogas en su tramitación. Es lo que pasa cuando hay un gobierno que solo tiene a ratos los votos suficientes para aprobar sus propuestas. Pero como a todos sus posibles socios les viene mejor esta situación, y a Sánchez no digamos, pues ahí seguirá. Ya ha avisado con una enigmática afirmación: ejercerá  “con o sin concurso del poder legislativo”. ¿Cómo se gobierna sin el respaldo de las Cortes en un sistema parlamentario? ¿Va a hacer lo mismo que durante la pandemia?

Los jueces lo han conseguido

Los jueces, tras cinco años sin dejarles organizarse, demostraron que ellos tampoco eran muy de arreglarse rápido, pero al final lo han conseguido. Han encontrado una mujer, progresista, por supuesto, pero que parece que no está tan alineada con el Gobierno como las otras candidatas a presidir el Consejo General del Poder Judicial. A ver cuánto dura el buen rollo. Porque la carpeta de asuntos judiciales también está llena. No va a faltar entretenimiento entre las idas y venidas de la amnistía, la investigación a la esposa de Pedro Sánchez –¿solo a ella? – y el caso del fiscal general del Estado. Mientras tanto se admiten ideas sobre qué hacer con los inmigrantes, con la regulación antibulos o el precio de la vivienda.

Y además tres carpetas vacías a la espera de las consecuencias de los cambios en la Moncloa, en el Gobierno y en el PSOE, del resultado de los congresos de ERC y Junts y de quién gana en Estados Unidos.

 

Ángel M. Alonso Jarrín

@AngelM_ALONSO