Akelarres políticos

El pasado fin de semana. Parece que hubiesen pasado varios siglos de lo deprisa que va todo esto. Se celebraron dos akelarres en los partidos mayoritarios en Castilla y León. En el Partido Popular la convención de presidentes provinciales espantó de una vez por todas el fantasma de las elecciones anticipadas y las dudas de Pablo Casado sobre el actual presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco. El salmantino se lo ha “currado” a base de bien. No sólo ha disipado las dudas y las heridas del confrontamiento interno a causa de su elección como presidente popular, sino que se ha afianzado como el hombre de confianza en esta comunidad del presidente nacional a la par que afianza las relaciones con la presidenta de Madrid. El espectáculo Ayuso-Casado va camino de convertirse en el mayor problema para recuperar el Gobierno de España. Queda por saber quién es Caín y quién Abel en esta lucha fraticida que tanto daño hará a la continuidad democrática de la nación, puesto que los independentistas y terroristas tienen al PSOE atado de pies y manos en esta dura legislatura.

QUINITO

 

Precisamente la otra reunión con conjura incluida, en este caso para repetir victoria en Castilla y León fue el Congreso del PSCyL, donde la sorpresa no la dio Tudanca al salir reelegido secretario general regional, sino la emergente figura de su presidente, Eduardo Morán, que va a darle un impulso a ese rol en el organigrama del socialismo. Morán no se va a quedar de invitado ilustre en las Ejecutivas del puño y la rosa, el berciano entra con fuerza porque él donde va deja su impronta. Para quien quiera conocer más al nuevo presidente socialista le diremos que es hijo político de un histórico socialista ya fallecido, Antonio Canedo, muy recordado también en las Cortes regionales. Camponaraya entró en el mapa de muchos castellano y leoneses gracias a las cifras de empadronamiento de parejas jóvenes que buscaban vivienda residencial a precios asequibles y durante más de una década recalaban en la villa del río Naraya atraídos también por un polígono industrial preñado de emprendedores. Morán tuvo que volver a la política para cubrir el hueco dejado por Toño Canedo y de ahí saltó a la Diputación de León, un berciano en el corazón del León, susto…Y ahora Valladolid.

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