Desde aquí, y habiendo fallecido recientemente mi madre, quiero hacer llegar mi agradecimiento y mi cariño a todo el personal de la Residencia Novavida de Carracedelo, por su gran profesionalidad y humanidad. A su dirección, Rafa en estos momentos, y en épocas pasadas y muy difíciles, a Eva. A Bea y a Laura, estupendas sanitarias, que en todo momento han buscado el bienestar de mi madre, tratando de evitar la frialdad de un hospital y facilitándome el poder acompañarla hasta su final.
Y, ¿qué voy a decir de todas las auxiliares y cuidadoras? Su trabajo es inmejorable. En los tres años que ha pasado mi madre ahí, han sido su familia. Le han dado cariño, alegría, compañía, y siempre han respetado su dignidad, cuidando su aseo, alimentación y sus necesidades cognitivas y de movilidad. Aún se hace más grande el agradecimiento cuando sus condiciones de trabajo no son de lo más adecuadas. Este gran cuadro de profesionales hay que cuidarlo.
Por eso, quiero decir que, aunque entiendo que el dueño de estas residencias tenga que sacar beneficios de las mismas, porque es su negocio, lo más lógico sería que una pequeña parte de esos beneficios se reinvirtiera en el acondicionamiento de los lugares y en la mejora y reconocimiento de quienes luchan, día a día, para que sigamos llevando, con confianza, a nuestros seres queridos: sus trabajadores y trabajadoras.
GRACIAS, con mayúsculas. Vuestro trabajo tiene un valor incalculable. Sentid un gran orgullo de cómo lo realizáis. Carmen os quería mucho y su familia os recordará con gran respeto siempre.
Familia de Carmen Fernández