Abrazos

Entre un tumulto de cabezas trajeadas se encontraba él, Alfonso Fernández Mañueco. Con dar la mano no parecía suficiente. Abrazos, cientos de abrazos casi hasta los 250 invitados y buena parte de la bancada de las Cortes de Castilla y León. Recuerdo de niño los abrazos entre Tristán e Isolda, el Cid y doña Jimena, todo pasión. Pero también abrazos oscuros, como entre los Corleone. Históricos como el de Vergara y muchos más.

 

El abrazo con fuertes palmadas se ha puesto en boga entre nuestra clá política. Los hay en general con expreso deseo de felicitar y animar, pero no lo neguemos, hay a cientos que van con el puñal escondido por la espalda o con el interés implícito para que se arregle lo suyo o se acuerden de él. Esto es así. A veces, decisiones transcendentales para una tierra, para un destino público o una resolución que implica el cambio de una persona se toman por influencia del grupo más cercano al líder. Y la conformación de un gobierno, de cierto tamaño y poder ya, es todo un engranaje que necesita de buenos fontaneros.

En el caso que nos ocupa, la nueva Presidencia de nuestra Comunidad, al equipo más cercano de Mañueco se le añade las circunstancias de ser un Gobierno de coalición, con lo que conlleva de compromiso y obligación adquiridos. Afirmar que “se va a estar entretenido”, que es lo que más o menos afirmó el vicepresidente  García Gallardo es una primera metedura de pata por lo poco serio y oficial que se pide en declaraciones sobre esta cuestión. Equipo hay, aunque se sigue necesitando o echando en falta fichajes con trayectoria inmaculada cercana y profesional al proyecto de hacer Castilla y León, con fidelidad contrastada y que creen en esta Comunidad aunque no se les haya dejado demostrar por esas influencias de segundo nivel que parece que no dicen pero inclinan balanzas hacia uno u otro candidato a alto cargo, asesor y demás.

 

Este nuevo Ejecutivo necesita combatir la despoblación con la mejora de servicios públicos y creación de empleo, aplacar la sensación de agravio vivida en varias provincias, en especial el oeste regional, saber trabajar en equipo al conformarse con dos partidos políticos y reforzar la figura, el liderazgo de Pérez Mañueco y la marca Castilla y León.

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