A propósito del nuevo curso escolar

Lo que comenzó siendo un triángulo profesor, alumno, familia, ahora se ha transformado en un polígono de muchos lados. Miren por qué. A ese triángulo le han salido más lados, vértices y ángulos. Las leyes educativas van en aumento en forma de progresión geométrica, las redes sociales miran hacia el infinito, la sociedad plantea ecuaciones difíciles de resolver añadiendo un sinfín de funciones paralelas a todo buen maestro/profesor/docente. Los claustros buscan su eje de coordenadas con un punto, al menos, en común. Las estadísticas con sus frecuencias, medias y moda no paran de aportar datos espeluznantes referidos a objetivos, competencias, niveles, actitudes, éxitos, fracasos y presupuestos que aportan rayos de luz al sistema y que hacen abrir los ojos de total asombro a la ciudadanía.

El material escolar e informático compiten entre sí delante de una raíz cuadrada difícil de resolver. La simetría busca encajar bien su trazado ante tanta confusión y exceso de variables. Todo suma en el mundo educativo y hasta el banal debate de unos, que no son pocos, en el hemiciclo político de nuestro país. Restan todavía manoseados discursos ya caducados y si multiplican las expectativas serias que van en busca de la verdadera esencia de la educación. Y llega la división, cada uno por su lado, en ese polígono con tantos lados difícil de dibujar en el folio blanco donde el alumno, solo muchas veces, no encuentra manera de encajar, le salen ángulos opuestos por el vértice y la goma para borrarlos no la encuentra.

Qué difíciles deberes no esperan en este nuevo curso que ahora comienza. Por tanto, aumentemos primero los porcentajes dedicados a educación ya que repercuten para bien en todos nosotros; fraccionemos bien y equitativamente las partes de ese euro que tanto cuesta ganar y con ello saldrán bien las cuentas.

Departamentos de educación, ayuntamientos, consejos escolares, claustros de profesores y familias, prepárense hay mucho en juego. ¡Adelante! Lo podemos conseguir. El éxito está en nuestras manos. Y recordad tener siempre un libro lo más cerca posible.

Feliz curso para todos.

Vicente Fernández Lorenzo