No. No nos entienden. O quizás sí, pero buscan alguna excusa para hacer como si no nos comprendieran, como si los equivocados fuéramos nosotros y tratarnos como si conformáramos la inmensa minoría de la población.
Unos argumentan que la Biblia deja claro que no adoraréis imágenes, ni símbolos que falsamente representan a Dios. “Estáis pecando, vosotros que vais de cristianos devotos”, espetan. Y se arman de sus supuestas razones para intentar burlar lo que acontece en casi todos los pueblos y ciudades de nuestra Comunidad y en España entera durante estos días de Pasión.
Otros. Esto ya es de traca. Publican comunicados desde sus organizaciones políticas de la órbita de la ultraizquierda, comunismo y diversas ramificaciones varias, un apasionado y tontuno perdón a todo aquél musulman que ven “invadir suelo público con manifestaciones religiosas de otra fe distinta a la suya”. Sí, sí, como lo leen. He tenido que mirarlo varias veces para cerciorarme de que destacados líderes de Podemos, o lo que queda de él, Sumar y demás, se flagelan metafóricamente por disculparse con fieles de otras ramas religiosas no cristianas.
El ataque a las raíces de la cultura europea es algo sistemático y que no debemos tomar a broma. Poco a poco, este buenismo de libertad que nos ha entrado aprovechando las grietas del régimen de democracias liberales de nuestro continente, van ensanchando poder, espacio y amenazando a nuestra propia idiosincrasia como civilización. Ciego es aquel que no ve una invasión encubierta de nuestros países, una amenaza por insostenible económicamente del denominado Estado del Bienestar que hemos creado con trabajo e impuestos en generaciones. Por un lado, los regionalismos disfrazados de nacionalismos radicales y por otro, el atentado paulatino a nuestras lenguas y costumbres se están cobrando sus primeros frutos. Desde dentro, agentes políticos barrenan los pilares de nuestra sociedad. Ser español equivale a ser facha. Participar y concelebrar la Semana Santa es ofender a otros y contradecirnos.
España en general, Castilla y León en particular como corazón de nuestra nación, fueron garantes de la cristiandad durante siglos ante otras amenazas. Y eso, amigos míos, provoca que soportemos el ataque y las críticas de nuestros enemigos, empezando por los intelectuales de barra de bar y centenares de subvencionados culturales protegidos por un sistema débil y cobarde.
Me quedo con el último párrafo.
Espero que no sea motivo de censura.
Un saludo.
Hasta dónde yo sé, este país es un estado aconfesional. Está la Iglesia, el tribunal de la Santa Inquisición y sus tropelías para hablar. QUE PIDAN PERDÓN.
Lo que es vergonzoso es que la junta de el Sr Mañueco y compañía subvencióne estos días las cofradías de semana santa de Ponferrada habiendo las carecias que hay en sanidad, carreteras y demás cosas de su competencia, acaso subvenciona las celebraciones de otras confesiones religiosas?