Ayer nos dejaste, amigo, después de tu lucha interna, de encontrar fuerzas cuando las necesitabas para seguir adelante y disfrutar de los pequeños detalles que hacían que cada día fuera especial. Aunque no podamos verte envejecer, en nuestros corazones siempre vivirá el recuerdo de tu amistad. Gracias por todo.
Tu recuerdo estará presente en esta Semana Santa y en todas las que están por llegar, tu Semana. Tu luz seguirá brillando en cada trono que portemos. En cada redoble de tambor, en cada “paso” que llevaremos a hombros estarás presente a pesar de tu ausencia. Tuviste que enfrentarte a muchos desafíos, pero nunca perdiste tu sonrisa ni tu esperanza. El último viaje llega sin avisarnos, sin prepararnos, y a veces no podemos ni despedirnos y nos vamos sin un adiós, sin un abrazo.
Como no me salen más palabras para expresar lo que siento, quiero despedirte con un poema de Mario Benedetti:
Si mañana no despertara
Solo cree que me he dormido.
Piensa en la paz de mi sueño,
Te sueño y no me he ido.
También escucha mi música,
Lee mis libros,
Usa mi ropa,
Toma mi copa,
Bebe mi vino.
No me recuerdes ausente.
No me busques en el olvido.
Búscame dentro tuyo
Porque ahí estaré contigo.
Hasta siempre, amigo.
Ismael García Nistal