10 años de mi periódico, de mi pregón

Hace diez años, en otro mes de marzo como el que ahora está a punto de terminar, nacía este periódico y yo tenía la oportunidad -y el honor- de pronunciar el pregón de la Semana Santa astorgana. Y hoy quiero dedicar mi columna a estos dos acontecimientos, que para mí fueron importantes. En el primer caso, porque la invitación que mi hizo en ese momento mi amigo y compañero -por este orden- Alejandro García Nistal para incorporarme como colaborador a su diario digital fue un gesto de generosidad que, después de alcanzar la edad de jubilación, me ha permitido alargar, un poco más, la profesión periodística.

Por su parte, el ofrecimiento que también me hizo en su día, José Ángel Ventura, entonces presidente de la Junta Pro Fomento, para pregonar nuestra Semana Mayor me permitió profundizar en el conocimiento de esta expresión colectiva de fe, que todos los años se escenifica, a través de los desfiles procesionales y de otras celebraciones de ineludible significación religiosa, y que están muy arraigadas en mi querida ciudad de Astorga.

Creo que Astorga debe estar muy agradecida a José Ángel Ventura por su continuado, eficaz e ilusionado trabajo al frente de la Junta Pro Fomento. Considero que hoy, con la perspectiva que da el tiempo transcurrido desde su cese en esta responsabilidad,  nadie podría poner en tela de juicio los merecimientos y alientos de este astorgano por mantener y por engrandecer al máximo todo lo relacionado con nuestra Semana Santa, siempre en plena sintonía con las cofradías y hermandades de la ciudad que, justo es reconocerlo, nunca han regateado ni esfuerzos ni dedicaciones para el impulso permanente de ese compromiso compartido que es la Semana Mayor astorgana.

 

Y este mismo sentimiento de gratitud de la ciudad entiendo que se podría hacer extensivo, igualmente, a un periodista como Alejandro García Nistal que, no solo ha conseguido poner en marcha un nuevo proyecto periodístico en Astorga, sino que también ha logrado mantenerlo durante un dilatado espacio de tiempo, además, con las necesarias garantías de continuidad, cosa que no es nada fácil en una ciudad como la nuestra, con unas dimensiones y posibilidades limitadas.

Como resaltaba recientemente el director de este periódico, en el acto conmemorativo celebrado en la Biblioteca Pública, no hay muchas ciudades en España como Astorga que, con una población que apenas supera los 10.000 habitantes, cuente con un periódico en papel, dos cabeceras digitales y una emisora de radio que, por cierto, este año cumple 62 años de gozosa existencia, gracias al esfuerzo de sus profesionales. Se trata de un patrimonio periodístico tan singular como importante del que nos podemos sentir orgullosos.

Un sentimiento de orgullo que también es aplicable a nuestra Semana Santa, que en estos momentos es conocida y reconocida como una de las más interesantes de España, tanto por el elevado número de ciudadanos que están implicados, de una u otra forma, en sus celebraciones como por el valor artístico de su imaginería religiosa y de otros elementos tradicionales, que se exhiben en los diferentes desfiles procesionales.

No me encuentro entre los que consideran que la Semana Santa debe ser entendida y `gestionada´ como uno más de los recursos turísticos con que cuenta nuestra ciudad. Para mí, como he escrito líneas arriba esta celebración, antes que nada, tiene un fundamento y una esencia básicamente religiosa. Sin embargo, tampoco hay que negar la evidencia y la evidencia es que esta celebración, además de sus significaciones religiosas, tiene una clara proyección turística, que también se debe estimar y promocionar, por sus indudables efectos positivos en la economía y el empleo de varios sectores, fundamentalmente, el de la hostelería y la restauración.

Y vuelvo al principio del artículo para insistir en la idea de que los astorganos debemos saber valorar lo que somos y lo que tenemos, sin incurrir en triunfalismos, pero tampoco abandonándonos a esos comportamientos o cainismos de aldea, que solo nos pueden llevar al pesimismo y al desánimo.

El décimo aniversario de un medio de comunicación y la brillante celebración -una vez más- de nuestra Semana Santa han venido a demostrar de lo que somos capaces los astorganos, cuando sabemos sumar esfuerzos y voluntades, y cuando apoyamos proyectos empresariales que trabajan, día a día, para que la ciudad y sus habitantes alcancen el mejor futuro y la máxima prosperidad.

 

Ángel María Fidalgo